martes, 30 de mayo de 2017

10 KM SANTANDER ... INFINITOS

FOTO: EL DIARIO MONTAÑES

No pudo ser. En Santander tampoco me salió la carrera que estaba buscando. Y mira que llevo tiempo detrás de ello, pero no fue posible.

Cuando uno echa a correr, en seguida se da cuenta de las sensaciones que tiene, de los mensajes que envía el cuerpo, de si las cosas funcionan o no funcionan. Y no fueron necesarios más allá de un par de kilómetros para darme cuenta que algo no marchaba bien. Los entrenamientos de la semana anterior me habían hecho pensar que podía hacer una buena competición. Sin embargo ese día no era mi día. Miré el crono en el paso por el segundo mil: 7’39’’. 
Y no volví a mirarlo.
Hasta ese momento había seguido los pasos de Jesús, de Miguel y de Vivi, mis compañeros de club y de José, al que veía cerca con su camiseta naranja, pero aunque su ritmo en estos primeros compases debería ser el mío, no fui capaz de mantenerme cerca. Tampoco lo fui de pegarme a José María, que me adelantó poco después. Ni de pegarme a él ni de seguir el ritmo de nadie. Todavía no había pasado el kilómetro 5 y ya había “entregado la cuchara”. 
Realmente me sentía fatal. Notaba cómo el calor, unos 25ºC, me machacaba y no era eso lo peor. La humedad, que rondaba el 85 por ciento, me estaba pulverizando. Pasé el ecuador de la prueba en 19’36’’, muy lejos de mis expectativas y sufrí en la segunda mitad sabiendo que no conseguiría mi objetivo. Hoy tampoco. Pero estaba allí, corriendo en un Campeonato de España, así que terminaría con orgullo, fuera como fuese.

Y terminé. Igual que mis compañeros abulenses.

Muy bien Luismi y Jaqueline, con muy buenas marcas a pesar de las circunstancias. Y muy bien también el resto, Jesús, Olivares, José, Vivi, José María, Miguel y Roberto. Todos sufrimos unas condiciones muy diferentes a las habituales en Ávila, pero casi todos ellos supieron adaptarse mejor y superarlas.

Tenía pensado que, después de esta competición, reduciría mis entrenamientos ¡aún más!, pero… ¡qué caramba!, sé que esta temporada todavía puedo hacer esa carrera con la que sentirme realmente feliz, así que voy a seguir un poco más. Unas semanas más.

Aunque tomándome un respiro.

Después del fin de semana en Santander me fui a los Picos de Europa. Unas rutas por la montaña suponen un auténtico cambio en los esquemas de entrenamiento y también en la cabeza. Sendero arriba, pedrera abajo, vegas, cumbres, refugios, piedras, nieve, hayedos, rebecos... cielo y tierra.



Reset.


Y vuelta a empezar.

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