miércoles, 24 de enero de 2018

HISTORIAS DEL X CROSS DE ÁVILA. MEMORIAL JOSÉ SORIANO.




A las doce en punto se dio la salida. Con ciento sesenta y ocho horas de retraso sobre el horario previsto. Es lo que tienen las inclemencias del tiempo. Es que se pone a caer nieve y le da por helar y no hay manera.

Igual que hubo corredores a los que no les encajaba la carrera siete días después de lo previsto, por su planificación de la temporada, porque coincidía con otras carreras o por circunstancias familiares o profesionales, la organización también sufrió las consecuencias del retraso. Y sin embargo no se notó.

Yo creo que la carrera resultó un éxito. Aun no siendo imparcial, que no lo soy, creo que no habrá mucha gente que discrepe de este juicio. Es verdad que siempre, o casi siempre, pasa algo que puede desagradar a alguien, cosas puntuales que tal vez sean evitables, pero la mayor parte de las veces son fortuitas.
Encontré cosas muy destacables: primero el buen ambiente que existe en la organización, entre los voluntarios; segundo el hecho de que a medida que pasan los años todo el montaje sea más automático, más rodado, más fluido y tercero que cada vez se incorpore más gente a echar una mano, en particular de los recién llegados al club. 

A las doce en punto se dio el disparo de salida de la carrera absoluta, pero antes volvieron a correr los pequeños, incorporando a esta fiesta atlética a los chavalillos que se inician. 

Vi la carrera a través del objetivo de mi cámara. Y eso cambia un poco la perspectiva. Pero a pesar de la lente que mediaba entre los corredores y yo, a través vuestro volví a sentir lo que solo se siente corriendo.

Os ví disfrutar, sonreír y sufrir. Sentí vuestras ganas, vuestro esfuerzo, la ilusión, la superación.

Ganó Sergio Sánchez. Bien. Solo ganó porque  fue el que más deprisa corrió. Que me perdone, o no, pero entre los más de cuatrocientos cincuenta corredores que llegaron a meta detrás de él hay muchos cuya historia merece más aplausos que los que recibió él como ganador. Él se llevó el premio. Otros tienen mi reconocimiento. Sé que entre 250 € y mi reconocimiento es mejor lo primero. Aún así. Lo tenéis.

Yo solo conozco algunas, pocas, de esas historias … y bien que lo siento, porque seguro muchas merecen ser contadas.
Por eso tal vez este blog empiece a resultar aburrido. Pero a medida que pasa el tiempo,  a medida que voy escribiendo y según voy publicando, son las historias de superación de la gente más sencilla las que me resultan más meritorias, más motivadoras, más elogiables. En definitiva son nuestras historias. De corredores y de no corredores. También de la gente que nos acompaña. Personas que remontan enfermedades graves, accidentes, lesiones duras y prolongadas, recaídas, reveses personales … los golpes de la vida.

Y por eso me emocionó ver a Luis entre el público. Llevaba tiempo sin verle. Pregunté por él hasta que le encontré cerca de la salida. Casi como siempre. En su sitio habitual, solo que esta vez sin chaleco de la organización, más delgado (se le está poniendo tipín de atleta) y bien abrigado. Pero con su sonrisa de siempre y con buen aspecto. Quizá sea una de las primeras personas que yo conociera de las carreras desde que vine a vivir a esta ciudad. Luis ha colocado vallas, cintas, arcos de salida y repartido avituallamiento en todas las carreras que se han celebrado en Ávila y algunos pueblos de alrededor. Y además lo ha hecho independientemente del club que organizara la prueba, lo cual le da un valor importante, sobre todo en esta época en la que parece que cada vez hay más tontería entre gente de distintos equipos o de diferentes grupos de entrenamiento. Algún día me gustaría saber por qué. Luís está corriendo otra carrera más dura y más difícil. Pero le vi fuerte, con ganas y remontando.

Y también me llevé una enorme alegría de ver a Gaspar con un dorsal en la carrera. Gaspar estuvo en el filo. Su corazón aguantó lo justo, pero después de la reparación vuelve a funcionar. Un ejemplo de constancia.

Vi a gente que el año pasado no pudo correr por diferentes problemas (¿Por qué nos lesionamos tanto? … otro día habrá que dedicarle unas líneas) pero que este año estaba de vuelta. Y viceversa. Muchos estábamos al otro lado de la cinta. Muchos. Pero todos con la ilusión de volver a estar dentro de un circuito cuanto antes.

Enorme esfuerzo de Luismi por renovar su triunfo del pasado año. No puedo ser en un año difícil para él y su familia. Enorme la carrera de Borja, de Adrián Bascuñana, de Angel, aunque esté un poco feo que lo diga yo, pero tengo mi derecho a dejar un poco de baba sobre el teclado y de José, rindiendo un año más en el homenaje a su añorado padre. También de Juan, otro chaval del Puente que viene muy deprisa hacia la élite del atletismo abulense a pesar de su juventud.

Mi más absoluta admiración a Jesús “Zipi” por su estilo, por su clase y porque nunca tiene un solo gesto de fatiga en su cara. Podría cruzar Europa corriendo, en lugar de en la moto y no tendría un solo momento que desvelase debilidad.

Para Jime solo tengo elogios. Ganó clavando piquetas y poniendo cinta por tercer año consecutivo. Ganó la apuesta en la que nos retamos en un ejercicio de memoria (nos ganó a los seis que le desafiamos) aún así él pagó  la apuesta y después terminó haciendo un carrerón. No subió al pódium por 22 segundos. Los que se deja uno levantándose cinco horas antes de la carrera para montar el circuito. Y tal vez,por comerse un churro.

Aunque Pepe sí subió y estaba cinco horas y media antes …
Sería por lo del churro.

David, Dani, Rilo, Encabo, Oscar, Teresa, Julio, Alfonso, Pepe, Jorge, Rubén, Maite, Cesar, Alberto, José María, Carlos, Cristina… (en estos puntos suspensivos estáis todos) ¡es que no daba abasto! Seguid así. Seguid corriendo. Luchando cada metro y cada segundo. Esto es lo que nos gusta.


Ya van diez ediciones. Que nadie piense que es fácil alcanzar esa cifra. Supone un esfuerzo para mucha gente, mucho trabajo, mucha coordinación. Por eso creo que, al menos una vez, el mayor aplauso de la carrera se lo merecen los que están detrás de todo este tinglado. Podría dejar aquí sus nombres, pero seguro que me dejaría alguno y sería injusto, así que el aplauso  es para el Club Ecosport y para todas esas otras personas que no son del club pero ayudan como si lo fueran.

domingo, 21 de enero de 2018

CROSS DE ÁVILA. MEMORIAL JOSÉ SORIANO 2018


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Fue una mañana esplendida, de las que uno vive atletismo por todos lados, alegría, compañerismo, trabajo en equipo y una gran carrera de Cross. Yo me lo pasé en grande, tengo que reconocerlo, aunque me hubiera gustado correr por encima de todo, pero cuando no se puede, solo queda tener paciencia. Por cierto que me encontré con muchos corredores en mi misma situación: vivimos una plaga de lesiones.
Tengo mucho que escribir sobre este Cross y poco tiempo para hacerlo. Espero sacar un rato para contar la carrera y que quede constancia de ella. De momento os dejo un enlace con las fotos. 
Como siempre intenté haceros al menos una a cada uno ... no sé si lo he logrado. Pido disculpas a los que no os encontréis. 

viernes, 12 de enero de 2018

LAS CHAPAS: LAS OTRAS CARRERAS DE MI VIDA

Foto:todocoleccion.net



Cuando era pequeño me pasaba el día jugando a las chapas.

Jugaba a las chapas en el recreo, al salir de clase, por las tardes en casa de mis amigos o en la mía y después, en mi habitación o en la cocina de mi casa, terminaba jugando yo solo.

Mis chapas favoritas eran las de las botellas de leche CLESA, doradas, con las letras en negro y un corcho en su parte interior que les confería un peso adicional que las hacía muy estables, abiertas cuidadosamente para que no quedasen dobladas. Nada que ver con las de otras bebidas, como las de Coca Cola, Fanta o mi añorada Mirinda, que incluían un círculo de plástico.

Todas y cada una de las botellas de leche que entraban en casa, una vez abiertas, algo así como una al día, aumentaban mi nunca completa colección de chapas.

Tenía chapas con casi todo el pelotón ciclista y también varios equipos de fútbol.

El proceso de elaboración de uno de aquellos equipos era laborioso. Primero tenía que hacerme con una lista en la que se recogiesen los nombres de los componentes del equipo. Eso que ahora se resuelve con una sencilla búsqueda en Google, entonces no era tan fácil. Tenía que ir buscando en los periódicos las alineaciones o las clasificaciones de las carreras, para completar un listado que me permitiera  reunir un equipo digno.

Después en un hoja de papel trazaba tantos círculos como chapas fueran a componer el equipo y en cada uno de ellos dos líneas paralelas bien centradas en las que se anotaba con letra bien clarita y en mayúsculas el nombre del deportista. La parte superior se pintaba del color de la camiseta del equipo y la inferior como el pantalón. Después se recortaba cuidadosamente para que encajase bien en la chapa y... listo. Formación completa. Con los años, muchas de esas camisetas fueron sustituidas por las caras recortadas de cromos de jugadores, de los “repes” de alguna colección de futbol. Y lo mismo con los ciclistas: el Kas con Galdós, Fuente, Lopez Carril, El Ti-Raleigh, con Kuipers, el Bic o el La Casera…

Y a jugar.

En el patio del colegio se disputaban las carreras. Entre un grupo de compañeros de clase, todo el que apuntase a la carrera, diseñábamos el circuito y con ambas manos unidas por los dedos trazábamos el recorrido que quedaba bien limpio de tierra. Por regla general contenía alguna dificultad: agujeros en los que no se podía caer, piedras en las que tropezar o algún montículo que hiciera las veces de “puerto de montaña”. Cada jugador presentaba un equipo de cuatro o cinco corredores, dependiendo de cuántos fuéramos… y comenzaba la carrera.

“Chapas a la cuneta”, “trasquilón”, “manga”… cada lance tenía su vocablo. De rodillas o en cuclillas, con el bocadillo en una mano y la otra libre para cuando tocase el turno de alguno de nuestro equipo.Así hasta que daba la hora de volver a clase y la carrera terminaba apresuradamente. Muy pocas veces había un ganador. Nunca nos daba tiempo a completar las vueltas previstas.

Por las tardes, en casa era la hora de los partidos de fútbol. Las porterías se fabricaban con cajas de cartón y el balón con el que jugábamos, una esfera cortada en su tercio inferior, era el que daban con algunos productos de Bimbo, junto a unos jugadores de cartón cuya parte inferior se incrustaba en una peana circular de plástico.

Mi primer equipo fue el Atlético de Madrid. Todavía recuerdo la alineación: Reina, Melo, Jayo Calleja, Adelardo, Iglesias, Ufarte, Luis, Gárate, Alberto y Salcedo.

Me duró poco. Mi amigo y vecino Julio decidió que él debía jugar con el Atleti o si no, no habría más partidos. En aras de una pacífica convivencia y de mi afán por seguir jugando, me pasé al Real Madrid. Pido perdón a los atléticos, ya sé que eso no se hace, pero tenía 10 años y mucho tiempo libre.
 Así que cambié a García Remón, Touriño, Benito, Verdugo, Pirri, Zoco, Amancio, Velazquez, Santillana, Netzer y Aguilar.

¿Por qué me acuerdo de las alineaciones? No lo sé. Debí jugar tanto que las tengo grabadas en lo más profundo del cortex cerebral. Allí donde las cosas no se borran y en las que debería almacenar otras cosas tal vez más importantes.

Durante muchos meses mi madre, paciencia infinita como solo la tiene una madre, tuvo que soportar todo un estadio en una esquina de la cocina. Con sus gradas incluidas.

Partido va, partido viene, carrera en el patio del cole o en el Parque Calero, entre medias un día me hice unas chapas de atletismo. ¿Premonición? ¿Un contacto paranormal? ¿Era rarito? ¿Seres de otro planeta? ¿Atletismo? ¿Quién sabía algo de eso entonces?

Recuerdo un verano en el que me pasaba la hora de la siesta (la de  los demás) haciendo correr a mis atletas-chapas. Miu memoria no alcanza a todos ellos pero había dos españoles que destacaban en sus prestaciones sobre por encima del resto: Mariano Haro y Javier Álvarez Salgado. Además estaban Putemans el belga, el británico Bedford, Lasse Viren el finlandes, el americano Shorter... Mis españoles ganaron muchas carreras ...fruto de una sospechosa y bien calcula presión del dedo índice sobre el pulgar.

Por cierto que sobre esto hay variantes que deberían haber sido tratadas en tesis doctorales: el uso del dedo índice o del dedo corazón en el juego de chapas. 

En un armario de mi habitación de casa de mis padres hay una caja verde. En su interior hay más de ciento cincuenta chapas de aquella época. Alguna vez la he sacado, la he abierto y he metido la mano entre las chapas. He sacado un puñado y las he dejado caer una a  una otra vez en su interior, Amancio, Ufarte, Asensi, Mariano Haro, Fuente, Galdós, … mientras se me hacía un nudo en el pecho.

Casi como ahora que lo recuerdo.


martes, 9 de enero de 2018

FASCITIS PLANTAR. UN NUEVO CAPÍTULO: CUANDO UN DOLOR DE PIES NO ES UNA FASCITIS


Los corredores, imagino que todos los deportistas en general, tenemos la imperiosa necesidad de ponerle un nombre a las cosas que nos pasan, a los dolores que tenemos, a las lesiones que nos apartan de nuestra necesidad de correr.

Y los que no tenemos conocimiento alguno o muy escaso de anatomía, fisiología, fisioterapia, medicina, etc, entonces etiquetamos “de oídas”.

Para nosotros las tendinitis, fascitis, bursitis, trocanteritis, periostitis,… itis, itis, itis son un nombre que nos permite indagar en internet a ver qué significa, qué tratamientos hay, qué cuenta la gente sobre ello… También es la forma de compartir con otros corredores que padecen los mismos o similares dolores qué sentimos, qué tratamientos nos han puesto, que médico nos ha dicho esto o aquello, que nos tomamos, qué ejercicios hacemos, que fisio ha obrado maravillas y nos ha puesto como nuevos… y así vamos compartiendo esta parte tenebrosa de nuestro mundo de corredores.

De mi dolor de pies ¿qué os voy a contar que no sepáis? Las entradas más visitadas de este blog giran en torno a ellos. Mi fascitis me ha llevado a conocer un montón de gente que padece esta lesión y a compartir con ellos el sufrimiento de no poder correr. A conocer profesionales de la medicina, de la fisioterapia y hasta casi, casi, de las ciencias ocultas.

Y como mis pies me siguen llevando por “la calle de la amargura” y yo sigo buscando la forma de volverles a reclutar para la causa, resulta que no paro de profundizar sobre mi lesión.

Y lo que ahora me aqueja no es una fascitis. Mi dolor de pies no tiene nada que ver con ello. Es otra cosa. Hace unos días, en la meta de la San Silvestre que no corrí, me encontré con unos cuantos corredores de mi generación. Estábamos todos “en la orilla”, cuando hace años volábamos por la calle Serrano. (Ya lo sé… cosas de edad, me diréis algunos. No entremos en ello otra vez).

Compartiendo dolores, cuando me preguntaron qué me pasaba les describí mi dolor de pies, un malestar que comenzaba en las vértebras lumbares y que descendía por ambas piernas hasta alcanzar los talones y prolongarse por la planta del pie. Resultó que no era el único que padecía de lo mismo. En seguida comenzaron a referirme casos semejantes de gente cuyas vértebras, por el exceso de kilómetros, por la edad o por la razón que fuera, les provocaba dolores semejantes a distintas alturas de las piernas.

Ese es mi actual problema. Un dolor de talones cuyo origen está en la columna.

Me duelen los pies, pero la causa está muy por encima de ellos y, por tanto, el tratamiento también. Es curioso cómo al observar nuestro cuerpo podemos ir relacionando las causas y las consecuencias. Mis pies no soportan que esté parado mucho tiempo  sobre ellos, pero no lo soportan porque la espalda no lo soporta y genera una tensión que se transmite por el sistema nervioso hasta allí, hasta los talones.

Mi espalda a la que nunca he hecho caso. ¿Quién corre con las espalda?

Así que mi fisiotarapeuta  (a quién otro día dedicaré una entrada) está tratándome la espalda. Mis lumbares.

Y esto es lo que me lleva a afirmar una y otra vez cada vez que nos vemos y charlamos, que el cuerpo es una máquina perfecta, la máquina más compleja, fantástica y puñetera que existe en el mundo y que cuando entrenamos, debemos entrenarlo todo, desde la cabeza a los pies, porque todo corre, todo funciona como un perfecto engranaje y si algo falla, el error se transmite. “Por algún lado sale”.

No todos los dolores de pies son fascitis y aunque lo sean, no todas las fascitis tienen las mismas causas y, por tanto, lo primero es conocerlas y después tratarlas, pero tratarlas por un experto, no porque lo diga un video de internet.

Y ahora que lo sé me doy cuenta qué poquito caso le he hecho a mi cuerpo y cuántos kilómetros de más he hecho en lugar de estirar, fortalecer y cuidar esas otras partes que no son las piernas.

Por cierto. Ya he empezado a correr. He empezado mi recuperación.

Un minuto.

Puede parecer poco, pero de 0 a 1 hay mucha más diferencia que de 1 a 2.


Nos vemos pronto en una carrera.