martes, 9 de enero de 2018

FASCITIS PLANTAR. UN NUEVO CAPÍTULO: CUANDO UN DOLOR DE PIES NO ES UNA FASCITIS


Los corredores, imagino que todos los deportistas en general, tenemos la imperiosa necesidad de ponerle un nombre a las cosas que nos pasan, a los dolores que tenemos, a las lesiones que nos apartan de nuestra necesidad de correr.

Y los que no tenemos conocimiento alguno o muy escaso de anatomía, fisiología, fisioterapia, medicina, etc, entonces etiquetamos “de oídas”.

Para nosotros las tendinitis, fascitis, bursitis, trocanteritis, periostitis,… itis, itis, itis son un nombre que nos permite indagar en internet a ver qué significa, qué tratamientos hay, qué cuenta la gente sobre ello… También es la forma de compartir con otros corredores que padecen los mismos o similares dolores qué sentimos, qué tratamientos nos han puesto, que médico nos ha dicho esto o aquello, que nos tomamos, qué ejercicios hacemos, que fisio ha obrado maravillas y nos ha puesto como nuevos… y así vamos compartiendo esta parte tenebrosa de nuestro mundo de corredores.

De mi dolor de pies ¿qué os voy a contar que no sepáis? Las entradas más visitadas de este blog giran en torno a ellos. Mi fascitis me ha llevado a conocer un montón de gente que padece esta lesión y a compartir con ellos el sufrimiento de no poder correr. A conocer profesionales de la medicina, de la fisioterapia y hasta casi, casi, de las ciencias ocultas.

Y como mis pies me siguen llevando por “la calle de la amargura” y yo sigo buscando la forma de volverles a reclutar para la causa, resulta que no paro de profundizar sobre mi lesión.

Y lo que ahora me aqueja no es una fascitis. Mi dolor de pies no tiene nada que ver con ello. Es otra cosa. Hace unos días, en la meta de la San Silvestre que no corrí, me encontré con unos cuantos corredores de mi generación. Estábamos todos “en la orilla”, cuando hace años volábamos por la calle Serrano. (Ya lo sé… cosas de edad, me diréis algunos. No entremos en ello otra vez).

Compartiendo dolores, cuando me preguntaron qué me pasaba les describí mi dolor de pies, un malestar que comenzaba en las vértebras lumbares y que descendía por ambas piernas hasta alcanzar los talones y prolongarse por la planta del pie. Resultó que no era el único que padecía de lo mismo. En seguida comenzaron a referirme casos semejantes de gente cuyas vértebras, por el exceso de kilómetros, por la edad o por la razón que fuera, les provocaba dolores semejantes a distintas alturas de las piernas.

Ese es mi actual problema. Un dolor de talones cuyo origen está en la columna.

Me duelen los pies, pero la causa está muy por encima de ellos y, por tanto, el tratamiento también. Es curioso cómo al observar nuestro cuerpo podemos ir relacionando las causas y las consecuencias. Mis pies no soportan que esté parado mucho tiempo  sobre ellos, pero no lo soportan porque la espalda no lo soporta y genera una tensión que se transmite por el sistema nervioso hasta allí, hasta los talones.

Mi espalda a la que nunca he hecho caso. ¿Quién corre con las espalda?

Así que mi fisiotarapeuta  (a quién otro día dedicaré una entrada) está tratándome la espalda. Mis lumbares.

Y esto es lo que me lleva a afirmar una y otra vez cada vez que nos vemos y charlamos, que el cuerpo es una máquina perfecta, la máquina más compleja, fantástica y puñetera que existe en el mundo y que cuando entrenamos, debemos entrenarlo todo, desde la cabeza a los pies, porque todo corre, todo funciona como un perfecto engranaje y si algo falla, el error se transmite. “Por algún lado sale”.

No todos los dolores de pies son fascitis y aunque lo sean, no todas las fascitis tienen las mismas causas y, por tanto, lo primero es conocerlas y después tratarlas, pero tratarlas por un experto, no porque lo diga un video de internet.

Y ahora que lo sé me doy cuenta qué poquito caso le he hecho a mi cuerpo y cuántos kilómetros de más he hecho en lugar de estirar, fortalecer y cuidar esas otras partes que no son las piernas.

Por cierto. Ya he empezado a correr. He empezado mi recuperación.

Un minuto.

Puede parecer poco, pero de 0 a 1 hay mucha más diferencia que de 1 a 2.


Nos vemos pronto en una carrera.

1 comentario:

  1. wow no sé como no hay comentarios en este post con los otros relacionados a la fascitis que he seguido en este tiempo aunque nunca escribo nada me ha parecido muy bonito ese proceso que describes, y de verdad quiero eso mismo, poder ser atenta a mi cuerpo, yo llevo seis años con fascitis plantar (lo descubrí corriendo) estuvo cerca de dos años a tres en su mayoría manejable luego del primer "brote" pero en los últimos dos años tuve un proceso muy duro personal que agregó ya luego de un año de dolores un diagnóstico este año de una hernia discal con lo que acompañó la vuelta de la fascitis desde diciembre, con mucho dolor; es complicado, antes de un diagnostico la gente piensa que no debe ser tan grave o que no es tal pero aunque quiero mejorar definitivamente, luego de un año en psicología viene la otra parte de saber qué otro tratamiento tomar en lo físico, desde hace unos meses tengo unas plantillas personalizadas con estudio de podobarometria pero la verdad siento que a veces ayuda y otras no, no sé si ya está muy sensible la fascia y también estoy en la disyuntiva de si operarme la extrusión del disco y hasta he contemplado el EPI; con todo esto me siento algo fuera de forma y quiero hacer ejercicio (no puedo hacer deportes de impacto pero estoy entusiasta que otras deportes podrían ayudarme) pero si me da miedo que me duela, ya el dolor se hace como habitual y es algo que no quiero sea así. Un saludo y que pena lo largo, tengo 30 años y con muchos cambios de la vida que asumir así que al mismo tiempo que todo esto es difícil me parece interesante la perspectiva de cómo tomas esto, definitivamente es constructiva, a tomar nota de ello!

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